El Renacer de Alfredo Romero con WOCCU

Alfredo Romero
Alfredo Romero

"Nunca imaginé que dejaría de ser contador para vender caramelos en una combi." Alfredo Romero pronuncia estas palabras con una mezcla de nostalgia y orgullo, recordando los duros comienzos que marcaron su vida en Perú. Hace siete años, este contador público venezolano llegó con una maleta cargada de sueños y un título universitario que representaba años de esfuerzo. Cruzó la frontera con la esperanza de empezar de nuevo, pero la realidad lo golpeó con fuerza.

 

En lugar de encontrar oportunidades, Alfredo se vio forzado a improvisar. Sus días como vendedor ambulante, conserje  en un hostal, y repartidor en moto lo llevaron al límite de su resistencia, tanto física como emocional. Había dejado atrás su tierra, su carrera, y todo lo que le daba sentido, solo para enfrentar la incertidumbre y el sacrificio diario. Sin embargo, en cada lágrima derramada, en cada noche fría, crecía un deseo inquebrantable de volver a ser quien era.

Cuando WOCCU apareció en su vida, fue como un rayo de esperanza en medio de la oscuridad. La organización se convirtió en su guía, ayudándolo a convalidar su título y a obtener su colegiatura como contador público, un logro que Alfredo ya casi había dejado de imaginar. Para él, estar colegiado no es un simple trámite; es un símbolo de dignidad, una promesa cumplida de que su talento y dedicación valen algo. Es la llave que le devolvió la fe en su profesión y en sí mismo.

WOCCU no solo lo acompañó a navegar el sistema burocrático; le devolvió las herramientas para volver a soñar y trabajar por esos sueños. Con su título reconocido y su credencial en mano, Alfredo comenzó a ofrecer sus servicios contables a pequeñas y medianas empresas, ayudando tanto a peruanos como a venezolanos. Cada cliente que confía en él es un recordatorio de que su viaje no fue en vano. A través de su trabajo, busca ser la mano amiga que él hubiera deseado en sus momentos más difíciles, asegurándose de que otros no enfrenten solos los obstáculos que él vivió.

Alfredo reflexiona ahora sobre su renacer. El apoyo de WOCCU no fue solo un paso hacia la estabilidad; fue el rescate de su autoestima, el regreso de su propósito. Hoy, cada tarea que realiza, cada empresa que ayuda, le devuelve un pedacito de la vida que soñó para sí mismo. Y en sus ojos brilla la certeza de que, aunque el camino fue duro, nunca perdió la esperanza de encontrar la luz al final del túnel.

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