Conectando sueños: WOCCU y la superación de los migrantes en el Perú
El Proyecto de Inclusión Económica de USAID y WOCCU ha marcado un antes y un después en la vida de miles de migrantes venezolanos en Perú y Ecuador. Este programa ha permitido que muchas personas no sólo reconstruyan su futuro, sino que también impulsen el crecimiento de las economías locales. Oscar Guzmán, director del proyecto, nos cuenta cómo estas iniciativas han generado cambios profundos, brindando esperanza y estabilidad a quienes buscan un nuevo comienzo.
¿De qué trata el proyecto de “Inclusión Económica” de USAID y WOCCU?
Este proyecto implementado en Perú y Ecuador tiene como objetivo principal la integración económica de la población migrante venezolana en los países de acogida. Básicamente, lo que hacemos es crear oportunidades económicas a través de 3 componentes: generar oportunidades de emprendimiento, generación de oportunidades de empleo e inclusión financiera. La meta es alcanzar la autonomía económica para así conseguir mejores oportunidades para sus familias y para el país que los recibe.
¿Cómo ha sido la experiencia?
Los resultados han sido impresionantes. Las personas que han participado del proyecto han duplicado sus ingresos lo que les permite un mejor estilo de vida. Además, se formalizan, producen empleo y consumen productos locales, lo que dinamiza también la economía del país al que llegaron.
¿Cuáles son los resultados tangibles del proyecto?
Este proyecto ha tenido resultados impactantes. En los primeros cuatro años ha logrado que más de 180,000 personas en los dos países (Perú y Ecuador) se hayan incluido financieramente. Más de 12,000 personas pudieron desarrollar emprendimientos exitosos generando más de 4,000 empleos, no solo dirigidos a población migrante sino también a población local impulsando la economía del país. Además, se ha apoyado y guiado la habilitación profesional a más 4,000 profesionales venezolanos que hoy pueden ejercer la profesión para la que se prepararon y encontrar trabajos que correspondan a sus carrera.
¿Qué mecanismos se utilizan para la integración financiera del migrante venezolano?
Nosotros trabajamos con más de sesenta socios y aliados en ambos países, entre los que están: entidades financieras, cooperativas de ahorro y crédito, cajas municipales, hasta el Banco de la Nación, ONG’s y academias. Tenemos mentores y profesores universitarios que van de la mano con los emprendedores para asegurar el éxito de su negocio. Sin embargo, nada sería posible sin las metodologías, herramientas y programas que ha desarrollado el proyecto, como las de capacitación, vinculación al mercado, plataformas de E-Commerce, acompañamiento de servicios financieros digitales, entre otros.
¿Hay un enfoque de género especial en el proyecto?
Claro que sí. Entendemos que la mujer desde ya tiene brechas importantes con respecto al hombre en términos sociales, económicos y culturales. El hecho de ser mujer y migrante la hace aún más vulnerable. En el proyecto más del 70% de beneficiarias son mujeres y el ingreso de ellas es mayor en proporción a la de los hombres. Se ha demostrado cómo, a través del proyecto; con educación financiera, producción de emprendimientos, y de llegar a la autonomía económica (acompañada de una estabilidad psico emocional) las mujeres víctimas de violencia pueden salir de esta realidad, liberándose de la dependencia que muchas veces las ata.
¿Qué historia de éxito te inspira más?
Los emprendedores que empiezan desde cero y que gracias a nosotros pueden llegar a tener negocios exitosos. Por ejemplo “Teque Cheese”, una historia de superación tremenda. Representan ya un impacto significativo en el país.
Cómo esas hay muchísimas. Desde profesionales que llegan y se ven obligados a vender café en las calles o ser cobradores de combi. Pero que con el acompañamiento de “habilitación profesional”, pueden convalidar sus estudios y desarrollarse como los profesionales que son. Eso les cambia la vida completamente, de ganar cien dólares al mes, empiezan a ganar dos mil dólares al mes. Es como si les llegara esta bendición del cielo a la Tierra.
¿Un último mensaje?
Compartir. Cada una de las organizaciones debemos tratar de trabajar en conjunto. Solo la unión de los esfuerzos a favor de un sentido común genera el impacto que requiere la población, tanto de los migrantes venezolanos como la población peruana y ecuatoriana que por igual ha sido afectada por la pandemia, inseguridad y crisis económica.
Es una luz que se ve al final del túnel que nos dice que sí se pueden generar cambios y aportes significativos en la sociedad.
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